Jennifer Walsh
Desde el instante en que nació, supe que Katie no era como
los demás. Poseía una conciencia que nos impresionaba. Cuando abría los ojos,
resplandecía en ellos la sabiduría de los siglos. Cuando mira alguien, penetra
en su alma. Dormía muy poco. Reaccionaba ante los cantos indígenas, pero
parecía tener dificultades para encajar dentro de su cuerpecillo. A menudo se sentía
muy frustrada. Como yo llevaba muchos años trabajando con la energía, me di
cuenta de que Katie era muy sensible a los sonidos y a la energía de los demás.
Era y sigue siendo particularmente sensible a la negatividad y la falsedad. Desde
que Katie empezó a hablar, me dijo que procedía de una estrella. Varias veces
la encontré mirando el lucero vespertino y salmodiando para sí misma.
Tiene un increíble sentido del humor, imaginación y creatividad, además de un
gran sentido de sí misma. A veces juega al juego de la «creación» conmigo. Me
dice que ahueque las manos y entonces pone las suyas alrededor de las mías.
Entonces lo único que tengo que hacer es crear lo que quiero. Desde el principio, Katie siempre supo que
era una reina y no ha aceptado nada menos que eso. Es un honor y un desafío, al
mismo tiempo, criar a una niña tan interesante. La dejamos elegir en casi todo,
porque ningún otro sistema va bien. Esta niña inteligente pronto se dio cuenta
de que buena parte del mundo exterior no era su mundo y, literalmente, ya no
habla con nadie, excepto conmigo, mi esposo, nuestra hija adolescente y unos cuantos
niños del barrio. Dicen que padece de «mutismo selectivo», que es un trastorno
ansioso. Hace cuatro años que no abre la boca en la escuela. Cumplió ocho años
en junio de 2001. Katie detecta las energías de todo el mundo y dicen sus
maestros que es capaz de captar lo que van a decir y hacer antes de que ocurra.
Un maestro dijo que Katie podría hacerse cargo y dirigir la clase, si quisiera.
Básicamente, puede hacer cualquier cosa que se proponga. El verano
pasado, cuando su abuela estaba a punto de morir, hablé con Katie. Francamente
y con toda naturalidad, me dijo que le dijera a la abuela que no se preocupara,
que estaría bien, y a continuación, con la misma tranquilidad, dijo que la
abuela regresaría pronto, como un bebé recién nacido. Aparentemente, no sentía
necesidad de lamentar su muerte; no era nada importante. Sin embargo, se
disgustó cuando vio a la abuela en el tanatorio. Me preguntó por qué teníamos
que hacer eso, cuando la abuela no estaba allí. Tuvo que comprender que otras
personas tenían que despedirse a la manera de la vieja energía. Ha sido
doloroso observar cómo se retrae esta criatura tan bonita y tan capaz. No es
tranquila por naturaleza, aunque a los demás les cueste creerlo. Tiene algunos
amiguitos fantásticos en la escuela, aunque no se comunica de forma oral con
ninguno de ellos. Esas criaturas a menudo circulan a su alrededor, formando un
círculo protector. Katie y su mejor amiga se comunican sin hablar y se lo pasan
bien
Homenaje a los niños índigo
Jane Tober & Lee Carroll
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